Mi voz empuja sus olas
y desciende, como un niño
viene a abrazarme la marea.
Es mentira mi edad
puesta en la arena.
Yo recuerdo que
el agua me cubria la respiración
y las palmeras cercanas
rasgaban mis dedos.
Me agripaba a veces,
e hizo que mi padre
dejara de hablarme
y asi fue.
Nunca me limpio una lágrima.
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