jueves, 25 de diciembre de 2008

Días sutiles

Cuando no se tocar
tu perfume
y miro frágilmente
las quebradas de las líneas de tus manos
y finjo luego
que no he visto nada.
Es porque en mi celda
suenan pájaros de hierro.
Porque yo te he visto
tomar un helado con amigas
frente a mí, con una duda de hojas
de diciembre entre los párpados,
como un jardín sin estaciones
que toma la impresión de sombras e inquietudes.

Y es que todas las calles son una hoja blanca
donde te escribes solemnemente ante la luz.
Y a veces cruzas la mirada,
trayendo indiferencia en la cartera
o un café instantáneo para
tomarlo después con una idea.

A veces, cuando busco una razón
que pueda descifrar
de tu corazón enredado entre la gente
y leo cuadernos o revistas
pienso que los años han pasado
perdidamente, sin hablarte
ni hacerte caer libros o cuadernos.

Al parecer todo es instinto
de piel y de relojes. Nada ha concluido
porque todo se desata
la sangre oculta de los labios.

Y aún no has pronunciado
en una esquina nuestros nombres
porque no lo sabes
o porque tal vez lo has escondido
entre papeles, sin querer
como una tinta de lapicero
que se te queda entre las manos
al cruzar una acera
o al verme verte
a escondidas
detrás de mí
y de mi vida...

1 comentario:

KiLLa QhUSi! (H) dijo...

Me encanta!...leía tus versos y a medida q avanzo en la lectura simplemente me doy cuenta que hay versos inolvidables y los tuyos son de este genero!...=)