sábado, 9 de enero de 2010

Enero
















No tendrás conciencia de lo que dijiste ayer,
y yo cumpliré, sin querer, un deseo
que volverá en cenizas mis palabras.
Y como un niño que aprende a llorar sobre un lenguaje nuevo
que se enreda con la lluvia.
Te leeré un poema mío
que escribí después de tus palabras, de tu tono de voz
y de tu juventud.

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