Ahora que los pájaros
han escarbado el día
y la luz nocturna me quita
la piel de tu sombra, déjame
el aire cansado del recuerdo.
Yo te guarde la respiración
de mi infancia
-el juego de esconderse en la soledad-
para escribirte de nuevo
pero esta vez más feliz
en un mundo más justo.
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